miércoles, 5 de agosto de 2015

EL TOREO DEBE IRSE A LA GUERRA

Si te llega un señor del Partido Popular y te escupe a la cara diciendo que es el único partido que apoya la fiesta de los toros, mándalo a la mierda. Así de simple.

Ayer el señor ministro del bobo de Rajoy con apellido de ciudad cordobesa y que recuerda al animal que tanto amamos, dio los presupuestos generales del estado. Y no ha habido sorpresa. Otra vez la tauromaquia, como acto cultural y marca identificativa del país, queda arrinconada y aislada. Ni un euro. Como siempre.

Y encima tenemos que aguantar a nuevos políticos de meadas en la calle, enchufistas de familia y locos con poder, clamar contra las subvenciones a la fiesta de los toros. Ahí tenéis la subvención que vosotros queríais para dedicar a otra cosa. Cero Euros, que cunda.

Mientras, con el dinero que el aficionado a los toros también pone, y bastante además, el gobierno de Mariano le da un 65% del presupuesto al cine Español. Ese cine, que salvo en ocasiones contadas, no va a ver ni Dios. Pero ellos se lo han currado, claro está. Una galita en prime time los febreros de cada año, palitos al gobierno si se porta mal y zas, dinero fresco para la saca para comprar el silencio.

A lo mejor el torero de una vez por todas tendrá que sacar la rabia que se lleva dentro. Los aficionados ya lo hacemos, pero parece que a los integrantes de este parado sector, se la trae al pairo. Pan para los cuatro chuflas de figuras, tres amigos ganaderos y dos empresarios afines. Y los demás a la mortadela.

Y encima se sacan gestitos de desmonterarse que el que no sabe de esto no sabe de qué van. O se fotografían con un lema y lo ponen en twitter. Y todo arreglado. Este continuo anuncio de compresas hay que acabarlo.

Hay que parar el torero. Hay que hacer ver lo que deja de ingresar las arcas del estado si no hay fiesta de los toros, de lo que pierden las ciudades si sus ferias taurinas no se celebraran. Hay que ver a los hosteleros echar humo porque los hoteles, restaurantes, bares, están vacíos porque no hay toros. Hay que hacer ver que la fiesta de los toros es de la gente y no de ningún color político. Hay que manifestarse ya. El toreo debe irse a la guerra.

Lo mismo el paro también serviría para racionalizar el toreo y que la verdad y la justicia imperaran. Que la gloria se gane en la plaza y no con un par de sobres de parné en los despachos. Que la figura del veedor de figuras se acabe y que el ganadero mande a la plaza lo que quiere el ganadero. Que abrir los carteles sea una ley y que las grandes ferias se hagan por sorteo, como toda competición existente. Pero esa es otra guerra, esta civil, que el mundo del toro tiene que emprender. 

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